Nayácircular - 1ra Performance


Saltamos porque creemos en la fuerza. Nuestros cuerpos nos pertenecen de una forma tan íntima e innegable como la conexión que se establece cuando tocamos otra piel.

Trazamos los lazos a partir del movimiento, porque es a partir de la dinámica que podemos entendernos, nuestros cuerpos fluyen, se diluyen, se elevan, se encuentran, se rozan, se acarician, se estremecen, se sostienen, se abrazan, piensan, sienten y resisten. Son vehículos extraordinarios de energía que gritan nuestra verdad: aquella que no es única sino expansiva y diversa, colmada de realidad.

Nos hundimos para regresar, para encontrarnos en el principio. El primer lugar que habitamos estaba exento de formas y estructuras, los primeros sonidos fueron música, hondas apenas perceptibles y sin lenguaje, porque todavía nada nos había amarrado. Subsistimos conectadas a otro cuerpo que no era el propio, para después perderlo para siempre.

Esa subsistencia en contacto con alguien ajeno, ese primer vínculo fundamental que tuvimos todos, se deshizo en una multiplicidad de vivencias y experiencias que nos constituyen en corporalidades autónomas y desconectadas que saben una cosa: tender lazos.

El agua, como fuente de vida, como condición necesaria para todo lo que sucedió después, el agua como puente que no va por arriba sino que surca los territorios, que emana desde el centro de la tierra, el agua que habita nuestros cuerpos como centros potenciales de comunicación, nos sumergimos en el agua para acercarnos, entonces, desde esta lejanía, nos sumergirnos en esta inmensidad que nos abarca para poder enfrentar lo concreto: aquella fuerza domesticadora de las pasiones, aquel límite absurdo que nos condena, nos clasifica y condiciona.

Cinco mujeres. Somos cinco mujeres en este mundo, porque el mundo así lo ha dicho y porque así es la forma en que se ha dictado que nuestros cuerpos deben ser leídos. Venimos de lugares asombrosamente distintos, buscamos y sentimos más allá y a pesar de aquello.

Una frontera se eleva con piedras de la injuria, con el dolor y el temor de lo diferente, de lo ajeno, de lo externo y se mantiene a través de esa subsistencia primordial que antes era con el otro, ahora vuelta en su contra. Porque sobre la tierra hay una crueldad fundada en la diferencia y una tolerancia que se sostiene a base de pequeñas muertes que encarnamos todxs, que se suceden cotidianamente en esa realidad dirigida que los políticos llaman vida, mientras la burocracia se atraganta de nuestros impulsos y se regocija en nuestro cansancio.

Porque creemos en los lazos hospitalarios que sepan construirse justamente con aquello que los interpela e incomoda. Porque no queremos la igualdad que nos anula, queremos la libertad que empodera. Nos hundimos en el agua, entonces, porque sabemos que somos mucho más fuertes que lo que hasta ahora nos ha sido posible nombrar.
Llegué a lo de Lucas tarde, porque me entretuve (como siempre) en casa. Di una, dos, tres vueltas alrededor del departamento, ordenando cosas insensatas, regando plantas muertas. Salí con la bici y en la esquina vi, intermitente, el cartel de la ferretería que lleva el nombre de ella: VALE. Las cuadras se sucedieron con la gracia de un atardecer a tono y cuando entré Susy y Shock saltaron a recibirme. Prendí un cigarrillo y me acosté en la cama. Ro y Vi se vistieron de Lucas y Lucas armó la mochila para irse. Estábamos hablando sobre la importancia de abortar a la familia con o sin causales. Tiempo atrás habíamos acordado ser les padres de nuestros padres y madres de nuestras madres, pero no. Lucas se va a dormir a lo del novio, nos despide con un abrazo. Quedamos Vicky, Ro, Susy, Shock y yo. Les primeres dos salen a fumar un cigarrillo al balcón que está a seis pasos de la cama. Me quedo echada, rendida. Susy y shock juegan alrededor de mi mochila de cuero nueva, que es su descubrimiento. Yo les miro con una atención que me acerca a su intuición felina y pienso que ni bien se les ocurra afilarse las uñas ahí les bajo de una patada. Ro se saca selfies para mandarle a su novia, mientras discutimos sobre si presentar o no a tu pareja actual a la familia y porqué algunes madres aclaran que no les interesa el vínculo amoroso de su hije gay, como si fuera una parte desechable de nuestras vidas.
Susy, que es Susy porque tiene una mancha blanca en la nariz (tuve que preguntarlo) le caza la cola a Shock. Se persiguen y se miden a lo largo de la cocina, que está a 10 pasos de la cama, con un sigilo propio de su raza: la de los ninjas. Entonces me acuerdo que ella me decía que tener una relación de amor libre era como tener dos gatos y que yo no sabía entender metáforas. Yo miro a les gates y pienso que Susy sabe de la existencia de Shock y que se llevan muy bien juntes, casi mejor que con Lucas, que es quien les tiene, y que habría que re-pensar eso de quién tiene a quién y si podemos hablar de tenencia en el amor libre. Vicky habla de la cosificación y la importancia del lenguaje (para mí ella es como una hermana) y mirando el techo me pregunto a quién mierda se le ocurre ponerle VALE a una ferretería, además de cuántas cosas hay que no notamos hasta que se terminan, como esto de los carteles o esto otro del pensamiento nefasto que se reproduce en las afirmaciones.
La novia de Vi llega en un rato pero nos morimos de sueño y decidimos abandonar el depto antes. Agarro la bici y me inundo de esa sensación que sólo otorga el transporte autogestivo. Cada pedaleada, cada parada y vuelta a arrancar, en el frío, en la noche, para volver a casa.
y que quede registrado
en alguna parte de esta tinta
que si te escribo no es porque te extraño
es porque te siento
como una vibración constante.
Hablar la lengua de otra tierra
Hablar la lengua desconocida, inalcanzable
Hablar una lengua que otros no entiendan
Hablar una lengua para que otros entiendan
Hablar sin lengua otro lenguaje
es decir,
no hablar, pero emplear la lengua
su punta dura del deseo.

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