Consigna Número Doce: Escribir textos literarios a partir de la audición de distintas audiciones musicales.

Dame un último
suspiro
aunque no sea
de tu boca

mírame
una última
mañana
aunque pierdas
tu amanecer

acaríciame
aunque te corte
la piel seca de
mis húmedos
ojos

espérame
bajo la rama
de cualquier olivo
que solo vos y yo
entendemos por qué

quiéreme
porque aunque
insistas en que yo
no debería quererte,

yo sigo suspirando
y te miro, y te acaricio
y te voy a esperar
hasta que no haya olivos.

Consigna Número 11: A partir de las preguntas y respuestas de la Consigna Número 10 elaborar un texto literario

¿Para qué queremos sonreír? A veces escucho que muchos dicen "para ser fuertes" "para ser felices". Pobres demonios que se consumen en su propia ignorancia de una falsedad iminente. Si sonreímos es porque la sonrisa es demasiado fuerte como para contenerla. No tiene una función, no tiene un para qué. Es un fin, feliz, en sí misma, se termina con el gesto, se prolonga en el impacto. Esta respuesta es típica de las personas -o más bien, de estos tristes demonios- que aman la aventura del mar y sus horizontes, pero lo enfrentan en una canoa, bordeando los abismos naturales que posee la vida en su mirada.
Todos añoramos los tiempos aquellos, donde no hacía falta más que una escalera, para trepar a los escondites lejanos que se esconden en las copas de los árboles disfrazados con risas de niño; para revivir aquel frenesí loco, que nos tenía expectantes y alegres. Tiempos aquellos donde abundaban las sonrisas. Así como el agua se mueve porque es la única que escucha la melodía que cantan los segundos y se mueve a su compás; deberíamos dejar la pesada melancolía que arrastra este tango viejo, y salir a encontrar los frutos que ofrecen los obstáculos y esta nueva vida de crecimiento. Sí, hay que salir a vivir, para así descubrir, día a día, nuevas y delirantes razones, que en nuestra experiencia propia comprueben la irrefutable e innegable gracia que nos otorgó la vida al transitar el camino de nuestras venas. Quizás deberíamos hacerle caso a nuestros ojos, que se mueven persiguiendo realidades. O quizás justamente allí está el error del ser humano, que mucho ve, pero poco oye, y mucho se olvida de sentir. Si escuchásemos nuestra propia voz todo el tiempo, nuestro eco, solo revolveríamos fantasmas, retrazos de un espejo roto. Escuchar la voz de otros es conocer nuevos mundos, nuevos horizontes. Es dividir pasados para sumar un futuro. Es hacer una guerra de ideas para forjar un edificio culto. Escuchar es ver en el otro lo que nos sobra, lo que nos falta, y lo mejor de nosotros.
De todas formas, aun así sonriendo, aun así viendo y escuchando, todo estaría perdido si no amásemos. El humano -tanto como el demonio- debe amar para sentir que la vida no le aprieta tanto, que el dolor tirnr fecha de vencimiento, que no tiene que estar solo, que puede elegir, que puede vencer y fracasar, que puede porque poder es amar y sirve hasta para con el tiempo, de tanto amar lo bello, apender a amar aquello que más se aborrece. Que se ve a fuera y se tiene dentro. Amar para poder existir, para estar tranquilo que hay algo que vence, que es más fuerte y que no se acaba.

Todos escribimos por distintas razones. Algunos escriben para hacer serenatas de amor, para seducir. Otros escriben para descargarse, para plasmar sus ideas. Otros escriben para no olvidarse de descubrimientos, de metas personales. Pero al final, todos terminamos escribiendo, para sacar nuestros demonios de adentro.

Consigna propuesta por Luchi

Ella,
Una niña mimada,
Torpe,
Escandalosa,
Caprichosa.
Una cortesana, en época avanzada,
Pero reprimida.
Una terca,
Lengua con patas,
Insoportable.
Una ignorante.

Él, un porfiado,
El chicle que se te pega en un recital,
La borra del café,
Una tormenta de ilusiones,
Que mueren con ver el sol.
Un hipócrita,
Malhumorado,
Malagradecido,
Inconsistente.

Por último,
La reina sin cabeza,
El árbol sin raíz,
Un alcornoque en una casa de maíz.
Sin gracia y con desgano,
El ser más retorcido y repugnante,
Aunque poco importante,
Insaciable,
Yo.


Fecha: 28/06/2012

Consigna Número Seis: Identificar con un objeto o con un animal al compañero que fue elegido mediante sorteo

Es un ave singular.
Definitivamente es un ave poco vista. Es alto y grande, lo cual llama la atención ya que la mayoría de su clase suelen ser pequeños y escurridizos, casi imperceptibles. Él al contrario, expone un plumaje de refinamiento y elegancia. Posee un aire serio y un par de ojos más tras los que esconde su humor, y quién sabe qué tantas cosas más.
                  A veces a uno le da la impresión de que está un poco resentido, porque aun así teniendo dos alas gigantes, no puede volar. Como si por ser diferente lo hubiesen excluido y él, en su exclusión, hubiese descubierto su grandeza. Pareciera como si hubiera creado un hueco, al que pocos pueden entrar, donde sumerke su cabeza, con todos sus pensamientos, todas sus ideas.
 Sin embargo, al final es sólo un chiste, una broma simple pero bien armada.
                                                                                                                   Había una vez...truz.


Fecha: 21/06/2012

Consigna Número Dos: A partir del nombre, realizar las actividades que se proponen

Cadenas que me apresan ¿Quién les pidió un destino? ¿Con qué derecho te imponen o anticipan una cualidad? Porque al final, qué le importa a uno si Dios lo eligió, si lo consideran amable o trabajador, si da esa impresión.
¡Qué insulsos! ¡Qué carentes de sabor si se dejan llevar por la historia que acarrean sus nombres! Belleza es la de aquel que puede hacer de una palabra una historia, de una hoja, tanto un vacío como una esperanza.
Talento innato es el de aquél que puede encerrar en un pedazo, en una moneda cualquiera, el más profundo deseo, o el recuerdo más vivaz, paraque asi este inerte cuerpo cobre un simbolismo único e irrepetible. Valiente, es aquél que se anima a vivir lo que ni otros, ni Dios, planearon para él.
            Porque al final, no se trata de qué significa nuestro nombre, sino de cómo se agita el cuerpo de las personas cuando lo oyen pronunciar.

Fecha: 03/05/2012

Consigna Número Uno: Elaborar un texto literario en prosa o verso sobre un tema a elección

Vos no me podés decir quién soy. Simplemente porque vos, sos yo. Y si yo estoy tan confundida ¿Cómo iban a entenderlo? (Cuando se lo dije al hombre del guardapolvo blanco, aún retenían su sentido mis palabras). El problema, que no es perseguir porque eso a mí no me molesta, son las afirmaciones. Sí, ya sé que son los demás, que es constradictorio, que no debería importarme. Pero acá, porque es un lugar secreto, porque puedo estar tranquila conmigo y porque ahora en este cuartito blanco de cortinas me dejaron sola, me permito admitir el dolor.
      La cosa es que Hesse, tenía razón. Yo también creo que hay un poco de demonio, y un poco de ángel, un poco de lobo estepario y un poco de humano en nuestras almas (que de todas sus bifurcaciones y enigmas, sólo registramos una vaga impresión).
No me tengo que olvidar de compar una máscara mejor. Cuando salga de este hospital o clínica va a ser lo primero que haga. Tiene que ser como la de Dylan Thomas. Sé que de conseguirla, me haría viento. Porque me protegería de mí ¿O de vos? da igual, el tema es que me escurriría entre las personas sin que me percataran. Una pieza más del cuadro en su lugar. Una pieza libre en su censura de soñar, libre de tener sus secretos, de sacar al lobo a pasear junto al ángel y dejar que el humano conozca al demonio. ¡Libre de equivocarme! ¡Libre de la culpa! Y sólo dueña de mi tiempo, conocedora de mis rincones, amante de mis delirios.
El señor vuelve a entrar y yo le digo ¿O vos le decís? Que Hesse tenía razón...

Fecha: 19/04/2012

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