Bola de estambre

Acurrucada en tu pecho,
Escucho el compás de tus latidos,
Y con cada suspiro,
Siento más lejana,
Mi condena impuesta,
De llevar atada,
La señora Soledad.

Miras mis ojos encandilados,
Y te frustra no poder descifrar,
Todos los misterios ocultos detrás.
Cada vez que camino,
Dejo espigas al pasar,
Sé que llevo un paso lento,
Pero te seduce cuando te detienes a observar.

Solo tengo una caja de arena,
Y un tazón de leche,
Que sueles llenar.
Espero sigilosamente siempre
Por si se aparece la oportunidad,
De que mis garras te aferren,
Lo suficientemente fuerte,
Para que no te puedas escapar.

En cuanto a desapariciones,
No soy quién para reprochar.
Mantengo mi pelaje limpio,
En caso de que me lo quieras quitar.

A veces en las noches,
Suelo cantar un Jazz,
Y entre maullos,
Se escucha un ronroneo,
De muerte en oscuridad.

No soy aquella criatura indispensable,
Pero cuento con mis orejas si deseas hablar.
Aunque no prometo siempre darte,
La respuesta que tanto buscas.
La sinceridad de mis labios,
Suele percibirse con frialdad,
Le gusta salir a menudo,
Y a veces,
Sin avisar.

Otro cielo

Buscando en la brisa que pasa,
Un alivio que sane este ardor,
Hoy siento que se quema de a poco,
Lo poco que me quedaba de razón.

Tan equivocada estaba,
Creyendo que así conseguiría amor,
Pedazos son los que quedan,
Del corazón que no tengo hoy.

Cubierta en ilusiones,
Quise pensar,
Que era suficientemente fuerte,
Como para tropezar.

Subiéndome arriba del escenario,
Quise ser protagonista de mi vida,
Y me duele no haber preguntado cual era el final.

Yo no quise crecer,
Y de repente me encontré,
Fingiendo ser toda una mujer.
Y me dolió saber,
Cuando todo terminó,
Qué simplemente fuimos eso,
Una actuación.

Hilo por hilo deshago,
Todo lo que alguna vez armé,
Hilo por hilo cae la esperanza,
Y el recuerdo de que amé.
Quisiera acabar en un sueño,
Atravesando el horizonte,
En otro cielo autentico,
Distinto al de tus ojos.

Una pena sin nombre

Ya no más,
Caricias al llegar a casa.
Ya no más,
Tu risa ruidosa y tu escandaloso baile,
Al verme llegar.
Ya no más,
Besos por donde quiera,
Cariño ilimitado,
Afecto incondicional.





Me es complicado pensar en mañana,
Cuando ya nada sea igual,
Cuando una decisión robe tanto años,
¿Dónde guardo todo lo demás?
Te veo en todas partes,
Aunque aún estás acá,
Te veo en cada sonrisa brillante,
Y en cada cuatro patas que veo pasar.





Te llevas mi sonrisa,
Y afloras una parte tan oscura de mí.
Me podía imaginar 10 años en adelante,
Pero no sin ti.
Y es que la vida es un poco así,
Te saca casi todo lo que tenes,
Y aunque a veces lo agarres con tus manos,
Se hace espuma para desaparecer,
Es el misterio del tiempo,
Que como vendaval arrasa,
Y no te queda nada.




Andar carente de ganas
De sentir.
Ya no ver tu pelo iluminado por la luz,
Ya no verte perdido en la cuadra,
Ya no verte olfatear con tu nariz,
Ni jugar con la almohada,
Ni huír de los que trepan a ti.



Cuando no queda nada,
Ni las guitarras pueden entonar,
Ni las miradas reposan,
Y puedes ver millones de personas,
Caminando al pasar.





Y te sientas en el medio de la principal,
Y miles de vidas ves transitar,
Te sientes a la orilla del precipicio,
Cayendo sin cesar,
Y sin poder gritar.


Cuando te sientes presionado,
Y ves desplomarse tu ilusión,
Sobre tus pálidas manos.
Cuando miras esos ojos,
Y no ves nadie detrás del espejo,
Cuatro paredes aprisionan tu cuerpo,
Y no ves la salida.





Se te nubla la vista,
Y el tiempo se detiene en un instante,
Llevas horas caminando,
Y no vas a ningún lado,
En un callejón sin salida,
Das tu último paso,
Y ves deslizarse hasta la rejilla,
Lo que te quedaba de vida.





Un vendaval que me despierte,
Un rayo de luz que despeje mi mente,
Un simple recuerdo,
Parecido a la esperanza,
Que realce esta semblanza,
De lo que fue la realidad.
Un caño de escape,
Que me aleje del disparate,
Que es vivir sin ti.

Seguidores