El alterno (3)

Las calles se vuelven largas y oscuras, y el caminar pesado cuando se carga con una pena. La garganta arde cuando las lágrimas no salen por los ojos.

Quiero gritar tu nombre, pero no me sale, no me sale nada. Quiero llorar,
pero nada cae,nada... entonces camino lento, tropezando, cayendo.

Duró una hora aproximadamente, eso que estuve esperando todo un año.
Te tuve a metros de distancia y te vi más nítidamente que nunca.
Y a pesar de que me desilucionaste,
yo estaba feliz, sólo por estar mirandote.

Pero me volví un árbol, me dejaron plantada en el olvido.

Y vos, ¿que harías si hasta tu propio sueño se te caga de risa en la cara?

El porqué de por que odio que la gente diga tanto "Te amo":



"Te amo" es una palabra hermosa.
Es simple, y única, pero significa muchas cosas.
Y me da odio que hoy la gente la use tan comunmente,
Digo, ¿realmente saben lo que están diciendo cuando lo dicen?

" Te amo" significa en todo momento, no sólo cuando cuando esa persona está feliz.
Si decis "Te amo" le estás prometiendo a esa persona
tener el poder para SOPORTARLA cuando está INSOPORTABLE, significa TE VOY A SOSTENER cuando estes en una crisis,
al borde del llanto, cayendo por un abismo.

"Te amo" significa comprometerse a acompañar.
"Te amo" significa me comprometo a entrar cuando todos salgan, a estar ahí cuando llores y consolarte
más allá de que desee estar en otro lado, a aguantar aunque otros me tienten.

"Te amo" significa te tengo cariño. "Te amo" significa, más allá de que no siempre lo demuestre, yo siento algo por vos, que es más fuerte que cualquier acción. Es decir con palabras lo que no se puede actuar.

"Te amo" significa me importás. Vos y todo lo que hagas.

"Te amo" significa voy a acompañarte hasta el final.

"Te amo" significa para siempre.


Yo no creo que esto se puede aplicar a una relación de parejas. Pero con los amigos, podría hacer... sin embargo sigue siendo muy subjetivo.


Paint: by coqqu

El alterno

El alterno:

El frío, él me recuerda a ti,

Por el abrazo tuyo que nunca recibí.

Y bajo la lluvia esperando,

Me enfrié, esperándote,

Siempre.

El viento, cuando sopla,

Susurra tu nombre

Y mis oídos escuchan,

Y aunque no quieran oír,

Mi subconsciente siempre habla y me cuenta,

Siempre, solo sobre ti.

Pero el viento, soplando fuerte, borró de mi mente, tu pelo.

Y mientras las hojas del otoño caen,

Sobre mis desnudos hombros,

Mis lágrimas se deslizan,

Y lloran,

Por un amor, que nunca será,

Por un amor que siempre quiso ser.

Y entonces también tus labios como pétalos de rosas, caen.

Tu rostro, que siempre estuvo lejano,

Siempre haciéndose desear…

Oh, y tu mirada! Ojalá fuera de espigas,

Me lanza espinas,

Que duelen aún más.

Ahora me pierdo en tus profundos ojos,

Me pierdo para siempre,

En el olvido.

En el olvido de eso que nunca fue,

Y nunca será.

En el susurro de un “Te amo”

Que nunca oíras.

Sentía miedo. Pero ahora siento culpa.

Pasó rápido, fue un instante. No me di cuenta cuando empezó, hasta que el problema, no fue lo suficientemente grande como para taparme el sol.

Estaba sola, y tomó mi mano. Me alegré de alfin tener compañía pero no me percate de que no era buena, nadie se hubiera percatado. Si no hubiera estado sola, no habría podido tomarme la mano, porque estas hubieran estado ocupadas. Pero sin embargo la tomó, y yo acepté el hecho. Todo iba bien, hasta que un día, lo empecé a notar. Sí, mi compañera era una gran mancha de tinta. Pero al tener forma, se convirtió en una copia, en una copia exacta. Y yo el documento original.

Desde que me percaté del hecho, traté miles de veces de soltar su mano, pero ella siempre la volvía a tomar, y ahora, sin permiso. Me cansé, y dejé que las cosas se quedarán como estaban. Ese fue mi primer error.

Su tinta entró a mis venas, y empezó a retirar toda la sangre, iba borrando las palabras del documento. A ese paso no sería más que una hoja en blanco, que al igual que un cuerpo vacío, no sirve. Ahí tuve miedo. Era como pararse frente a un abismo, contemplar el precipicio y saltar. Todo va bien hasta que ves el final, el final de tu existencia. Si me quitaba mi personalidad, yo equivalía a nada, al igual de que sí te quitan la sangre ya no vivís, y si te borran tu contenido, sos solo una hoja más, y no tenes nada de especial.

La culpa, la culpa llegó cuando ella empezó a morir. No importa el tamaño de la cruz, cada uno está preparado, solo para llevar la suya. Y la mía le pesaba demasiado. Cuándo cayó, me soltó la mano. Yo estaba consciente de que seguía viva, y que en cuanto se despertara, me volvería a buscar. Entonces corrí, corrí rápido, y me fui lejos, lo más lejos que pude. Solo entonces la agonía desapareció, pero la culpa me invadió por completo. Si bien ella eligió y eligió su fin, yo había afilado el cuchillo.

¿Que se suponía que hiciera ahora?

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