Bola de estambre
Otro cielo
Un alivio que sane este ardor,
Hoy siento que se quema de a poco,
Lo poco que me quedaba de razón.
Tan equivocada estaba,
Creyendo que así conseguiría amor,
Pedazos son los que quedan,
Del corazón que no tengo hoy.
Cubierta en ilusiones,
Quise pensar,
Que era suficientemente fuerte,
Como para tropezar.
Subiéndome arriba del escenario,
Quise ser protagonista de mi vida,
Y me duele no haber preguntado cual era el final.
Yo no quise crecer,
Y de repente me encontré,
Fingiendo ser toda una mujer.
Y me dolió saber,
Cuando todo terminó,
Qué simplemente fuimos eso,
Una actuación.
Hilo por hilo deshago,
Todo lo que alguna vez armé,
Hilo por hilo cae la esperanza,
Y el recuerdo de que amé.
Quisiera acabar en un sueño,
Atravesando el horizonte,
En otro cielo autentico,
Distinto al de tus ojos.
Una pena sin nombre
Ya no más,
Caricias al llegar a casa.
Ya no más,
Tu risa ruidosa y tu escandaloso baile,
Al verme llegar.
Ya no más,
Besos por donde quiera,
Cariño ilimitado,
Afecto incondicional.
Me es complicado pensar en mañana,
Cuando ya nada sea igual,
Cuando una decisión robe tanto años,
¿Dónde guardo todo lo demás?
Te veo en todas partes,
Aunque aún estás acá,
Te veo en cada sonrisa brillante,
Y en cada cuatro patas que veo pasar.
Te llevas mi sonrisa,
Y afloras una parte tan oscura de mí.
Me podía imaginar 10 años en adelante,
Pero no sin ti.
Y es que la vida es un poco así,
Te saca casi todo lo que tenes,
Y aunque a veces lo agarres con tus manos,
Se hace espuma para desaparecer,
Es el misterio del tiempo,
Que como vendaval arrasa,
Y no te queda nada.
Andar carente de ganas
De sentir.
Ya no ver tu pelo iluminado por la luz,
Ya no verte perdido en la cuadra,
Ya no verte olfatear con tu nariz,
Ni jugar con la almohada,
Ni huír de los que trepan a ti.
Cuando no queda nada,
Ni las guitarras pueden entonar,
Ni las miradas reposan,
Y puedes ver millones de personas,
Caminando al pasar.
Y te sientas en el medio de la principal,
Y miles de vidas ves transitar,
Te sientes a la orilla del precipicio,
Cayendo sin cesar,
Y sin poder gritar.
Cuando te sientes presionado,
Y ves desplomarse tu ilusión,
Sobre tus pálidas manos.
Cuando miras esos ojos,
Y no ves nadie detrás del espejo,
Cuatro paredes aprisionan tu cuerpo,
Y no ves la salida.
Se te nubla la vista,
Y el tiempo se detiene en un instante,
Llevas horas caminando,
Y no vas a ningún lado,
En un callejón sin salida,
Das tu último paso,
Y ves deslizarse hasta la rejilla,
Lo que te quedaba de vida.
Un vendaval que me despierte,
Un rayo de luz que despeje mi mente,
Un simple recuerdo,
Parecido a la esperanza,
Que realce esta semblanza,
De lo que fue la realidad.
Un caño de escape,
Que me aleje del disparate,
Que es vivir sin ti.
Rosa
Rosa,
Flor de la inocencia,
Capullo recién abierto,
Cuadro de pintura fresca.
Tus sueños,
En tu alegría haber vivido,
Y haberte conocido,
Solo por unos instantes,
Habría yo querido.
Rosa,
Con haber tocado un pétalo tuyo,
Sentiría más cercana,
Tu tristeza cantada,
Y la historia de tus latidos.
Son murmullos que me llegan del viento,
Son promesas vanas de un alarde,
Fue la cobardía de los años,
Lo que hoy me quedó de ti.
Cuatro décadas pasaron,
Y el verde espacio aquél,
Donde por primera vez,
Conociste la esperanza,
Perpetúa con tu recuerdo.
No te ha olvidado nadie
Y como árbol aún espero,
Que me riegues con tu andanza.
Rosa,
Si es que aún sigues plantada,
Espero que no te hayan dejado atada,
Y sembrar tu jardín hayas podido,
Que sean otros capullos los que te acompañan,
Y que a ninguna otra flor le pase,
Lo que te ocurrió a ti.
Que el tiempo,
Le haya sacado las burbujas a tu enredadera,
Y que nadie te haya arrancado de raíz.
Que tus semblanzas
Hayan llegado sanas,
Y tus cuerdas entonando,
Una mejor canción.
Que el inaudito tiempo,
Haya marchitado tu orgullo,
Y florecido el perdón
Por esas tardes de sol que no te dimos,
Ni tu dejaste morir.
Rosa,
Llevo tus pétalos en labio,
Y tu memoria no dejaré morir.
Si aprendiste a descifrar estos enigmas,
Sabrás bien que esto es en honor a ti,
No dejes marchitar tu capullo,
Ni desvanecer tu inocencia,
Y mándame cuando puedas,
Una señal de luz.
Don't Belong
Me gustaría sentarme entre las personas y que no esperen que haga nada, simplemente ser una observadora; pero aún así formar parte del momento, ser parte del tiempo. Aunque este siempre me haya dejado de lado.
"Lo importante es decidir qué hacer con el tiempo que le han dado a uno"- Podría dejarme arrastrar por el río pero eso sólo me alejaría más de mí. Podría perderme...
¿Por que las personas se niegan tanto?¿Cuál es el sentido de corromper nuestra naturaleza? Una vez despierto no se puede volver a dormir. Todos tus problemas, tus alteraciones, no son nada comparados con el verdadero fin, nuestro verdadero centro. Hacia ese encuentro me dirijo y parezco caminar sola. Prometí volver, el precio corrido por despertar no es más que el sacrificio de entregarse al amor por los otros. Sé que con el tiempo, amaré esta entrega también, amaré a aquellos que me dejaron de lado, a los que me olvidaron y a los que dejé partir.
Al final todos nos uniremos en un gran y único ser, que son todos, que somos todos. La sociedad se reconstruye mientras el sol se eleva por los cierlos. En un mundo tan oscuro, haremos brillar tu voz.
20/09/2011; una mañana como cualquier otra.
Pequeño verso de un tiempo azul
El bisturí de Amelia
Cae el telón,
Y tapa con su espesor,
La ventana.
Tenue la luz que acompaña,
Sus palabras.
Frías las sábanas,
Que envuelven su cama,
Rojo el rencor,
Que recorre sus labios.
Como río la sangre,
Que recorre sus brazos,
Maldito el dolor,
Que acompaña sus trece años.
Su casa que era luz,
Sus sueños que eran su
Única esperanza,
Se los llevó el viento,
A algún lugar que no encontró,
Y con el corazón a medio coser,
Un par de espigas en las manos,
Y sin zapatillas en los pies,
Quiso caminar muy lejos para no volver.
El bisturí de Amelia,
Su más grande adicción,
Cortarse los dolores,
Dejarse llevar por el rencor.
Evadirle la mirada a la vida,
Esconderse en un rincón,
Llorar en voz baja,
Suscitar en un poema,
Las penas del alma.
Hoy el sol brilla para vos!
Le gritó su corazón,
Y envuelta en la melodía
De la fiesta de la vida,
Salió a correr por las calles,
La avenida y el parque,
Y terminó cansada de tanto correr
Huyendo se encontró,
Llorando de alegría,
Qué bonita que es la vida,
Que dulce pena que es sentir,
Que divertida esta locura,
Este circo sin censura,
Del arte de vivir.
Y el bisturí de Amelia se perdió,
Entre tanta locura no lo encontró,
Cansada de tanto bailar,
Se recostó a mirar,
Y observando las estrellas,
Volvió a soñar.
Trece
Muñeca de porcelana
Un suspiro que grita en mi oreja,
Mientras más avanzo más retrocedo,
La chispa que una vez se encendió,
Esta vez permaneció intacta,
Y no me carcome tanto,
Ni encuentro tan extraño,
El estar tan poco cuerda.
Cuerdas son las del reloj,
Que dan tan rápido tantas vueltas,
Puedo sentir en mi palma caer,
El tiempo que me queda.
También hay un reflejo,
En el último cuarto de mi ojo,
Que muestra la aflicción del pecho,
Que se hunde y remonta.
Dorada la sonrisa,
Rojos los labios,
Esencias del pasado,
Que hoy las quema el papel.
Como papel mi rostro se perpetúa blanco,
Insulso de emociones,
Carente de viveza.
El calor de aquellas manos,
Que alguna vez te sostuvieron,
Ahora se tornaron frígidas y
Como porcelana de muñeca,
Me encuentro en un estante,
Viva pero ausente.
Ausente e ida.
Un océano azul
Mi familia era extraña en ese sentido, nunca hablaban mucho sobre mi abuelo, ni yo sabía bien de qué había muerto. Siempre que les preguntaba por él no había una respuesta concisa que me produjera satisfacción, ellos, mis padres, siempre decían que “lo descubriría más adelante” y a veces mi tía acotaba que “él seguía vivo”. Yo suponía entonces, que era el mero deseo de una hija que ansiaba profundamente que su padre estuviera con ella, lo que no entendía era por qué mis padres señalaban que la respuesta estaba adelante, cuando esto había ocurrido ya, hace demasiado tiempo.
Sin embargo, al cumplir la edad necesaria, es decir, a los ocho años, supe que sus afirmaciones eran correctas. “Suficientemente chico para creer y suficientemente grande para animarse” me dijo mi abuelo que ahora se encontraba sentado sobre mi cama, acariciando mis cabellos. Me incorporé rápidamente, ya que antes me encontraba durmiendo y lo miré a los ojos que eran de un celeste pálido y supe que me encontraba en presencia de un fantasma, aunque esto no me asustó. Me agarró de la mano y corrió la cortina azul que tapaba la ventana y frente a mis ojos se desplegó un mar abierto, profundo y peligroso, como el de los cuentos de piratas.
“Si miras bien, allí al final del horizonte hay un país al que no pertenezco. Ve y búscame, te estoy esperando, sigo viviendo y gasto mi tiempo, en esperar tu rescate.” Así su mano desapareció de la mía, dejé de sentir su tacto y me encontré sólo, en medio de un gran océano azul, pero no sentí miedo, ya que pensé en mi abuelo vivo, sus abrazos tan acogedores y en el calor de su mano sosteniendo la mía, y supe que, era por el hecho de que no lo había olvidado que el seguía vivo, y aposté a que mientras que ustedes no me olvidaran a mí, yo también seguiría vivo.
Antes de partir agarré mi libro favorito. Miré a las estrellas y supe que el cordero no se había comido a la flor, supe que yo rescataría a mi abuelo. Las estrellas rieron conmigo.
Vacío
Nada, nada.
El problema está en que cuando miras al abismo, el abismo también mira adentro de ti. Entonces las cosas más extrañas pueden ocurrir. Lo que más miedo me da, es que cuando el abismo mire dentro de esta sociedad se asuste y huya. Todo, y absolutamente todos, le tememos a la nada, ese vacío que no se llena. Y, lamentablemente, estamos rodeados de eso, caminamos con nadas, nos acompañan nadas, nos consuelan nadas y nos preocupan nadas. Amamos nadas, lloramos nadas, creamos un mundo y una sociedad basada en nadas.
Pero nada no es igual que nadie.
Por que casi nadie se da cuenta de esto. “¿Y vos que pensás?” “Nada, nada”. “¿Y vos que sentís?” “Nada, nada”. “¿Y vos que hiciste?” “Nada, nada” “¿Qué sabes, que queres?” “Nada, nada”.
Rodeados del sentimiento más vacío, del pesar más tranquilo, de la tortura más lenta. Y todos encerrados en nuestro mundo, esteriotipando nuestro individualismo, reprimiendo nuestros gritos.
¿Qué es lo que nos mantiene con los ojos cerrados? ¿Qué nos tienta a seguir evitando, por qué no vemos lo que tenemos en frente? ¿Por qué esta estúpida necesidad de afirmar que está todo bien, que no pasa nada? ¿Por qué taparlo todo con sonrisas? No tienen luz! Tienen nada! No son lindas! Son falsas! ¿Qué símbolo ni qué símbolo de felicidad? Es un símbolo de nada, de dientes, de cobardes.
Nos vi tan perdidos, cayendo infinitamente, sin rumbo. Y sin embargo estábamos amarrados a un árbol, estábamos condenados a caer una y otra vez, por siempre.
:-¿Qué dijiste?
:- Nada, nada.
Apassionato
Había algo en las gotas. Algo se expresaba en la lluvia.
Ese sentimiento… ese rechazo a cualquier muestra de amor. Esa desvalorización hacia todo lo romántico y aquella fascinación que surgía por todo lo que fuese pasión. Una pasión despiadada, sin escrúpulos, que te alza, te tira, te amarra y te besa.
Ese asco hacia mí misma por no creer en el sentimiento en que se basa toda mi vida, toda la vida.
Ese corazón que late tan rápido como gotas que caen del cielo cuando se habla de odiar.
Esa frialdad ajena que ahora comenzaba por helar mis manos…
Ya no puedo acariciar tu rostro, cual hielo seco te quemaría. Ya no puedo amarte, sin pincharte con espinas. Ya no sé como expresarte que por mí, me despojaría de cada espiga, y quedaría desnuda solo para ti. Sé que me querrías igual, sé que sos el único que me hubiera querido igual.
Nunca es suficiente la razón, para decirte adiós.
Pero sé que es el momento y ya hace tiempo, que dentro mio se empezó a gestar este invierno que ahora emana de mí. Mi pelo largo y mi vestido se caen y se transforman en un suave pelaje con dos ojos amarillos. Ya no siento más colores en el aire, ya no abrazo a mi almohada al dormir.
Todo es por respeto a ti.
No se le ocurrió a mi alma otra forma de seguir viviendo sin traicionarse que no fuera cambiando el amor por una pasión que se enciende de noche.
Equivoco quizás para todo aquel que conserva alguna moralidad tradicional.
Para mí es una sala de hospital con esperanza, aunque la luz parezca apagada.
Por que en último cuarto, tu recuerdo, sigue respirando.
Nicotina
Vacié la pipa y estuve mirando la muerte del sol entre los árboles. Sabía ya, y tal vez demasiado, qué era ella pero no quería nombrarla. Preferí mantener mis pensamientos en silencio y dejar que esta angustia me consumiera por completo. Este desgarrador sentimiento que me envolvía, esta incertidumbre provocada por su misterio. Ella era un interrogante en sí, no había respuesta a su razón de ser. Tampoco podré nunca explicar yo, por que me siento predispuesto a dar mi vida por ella, aunque en sí, ni ella ni mi sentir, tengan coherencia.
El anochecer me invitó a caminar por las calles desoladas de mi barrio, cada esquina me invitaba a un recuerdo pasado, y cada recuerdo me generaba una nueva duda. Caminando en el limbo, entre la melancolía y el cansancio llegué a destino.
Junto a la puerta del dormitorio encontré un sobre de la gerencia con la cuenta de la quincena. Encontré mi rutina, mí día a día, mi vida tan común, tan insulsamente real. Ahora esta parecía solo un papel con deudas, una hoja pálida, carente de emociones vívidas.
Volví al dormitorio y abrí la valija después de sacarla con el pie de debajo de la cama. Me gustaba mirar su fotografía antes de dormir, la tenía bien escondida, nadie más que yo sabría admirar su belleza por completo. Era un rito imbécil si se lo pensaba bien, pero me calmaba tanto.. era la nicotina de mi corazón. A veces me permitía, si me sentía con valor suficiente a llamarla. Casi siempre me atendía él, entonces mi tono de voz y mis palabras cambiaban según lo que mi mente quisiera decidir. Podía elegir entre Julián o el cajero Prófugo, el primero era un joven desconcertado por la inesperada desaparición de su amor, y el cajero prófugo no era otro que aquella sombra, que en su aurora de oscuridad, observa la figura imaginada, la figura muerta de su amada.
Yo sé que ella vio mis llamadas aunque nunca haya atendido.
Pero nuevamente se produjo un choque con la realidad. Ella se había ido. ¿Quién era? Algo me estaba ocultando. ¿Qué sería? ¿Con qué motivos? ¿Serían mis atisbos la concepción más cercana a la verdad? ¿O sólo el reflejo de una solución satisfactoria? ¿Una respuesta sacada de mi fábrica de nicotina?
Ya
Ya no me dices nada,
Ya no me miras con recelo,
Ya no sientes ningún fuego,
Ya no te importa si yo caigo,
Muero, o me estemezco.
Ya tus palabras no tocan mis labios,
Ya tus abrazos no envuelven mi cuerpo,
Ya mis mañanas se acostumbraron a salir sin ti,
Ya me abrigué con otras sábanas,
Cuando el frío me petrificaba.
Ya lloré y escuché toda una noche a otro,
Ya encontré nueva poesía en otra sonrisa,
Ya te miré y obviaste mi mirada,
Ya me acerqué y cambiaste de rumbo,
Ya me senté a tu lado y seguí sola.
Ya llegó la hora,
De admitir que un beso,
Se llevó todo lo nuestro…
Si me quedas tú...
No te vayas! Por favor, por lo que más quieras, quédate! No huyas, por favor, no te escurras de mis manos, no te evapores, no te diluyas! Te necesito, te necesito ahora, ahora más que nunca! Si vos sos alas, sos placer, sos vida. Sos mi vida. Tanto tiempo viviendo con vos y ahora nos quieren separar, no me olvides! No me olvides nunca, vuelve por mi cada mañana, vuelve a despertarme cada noche. Susurrame en el oído, has que tu grito se escuche por sobre todas las voces, sobre todos los prejuicios, sobre todas las condenas. Por que tú y solo tú me has amado en cada instante, desde el primer momento, por que tú solo conoces mi alma, mi aventura, mi desdicha y mi gracia. Tú y solo tú sabes gozarla, expandirla, multiplicarla.
Tú, tú quedate cerca, siempre cerca, sos mi aire, sos mi sangre. Por vos grité, por vos salí, por vos triunfe. Por vos me levanté, por vos cree, por vos creí.
Por que tú, divina Libertad, eres el único sentido que tiene mi vida, lo más valioso, lo más hermoso, lo que más quiero.
Por favor Libertad, quiereme! abrazame como si tus brazos fueran sábanas, envuelveme en ti, y nunca, nunca me dejes! Por favor, no me abandones, por favor! No te rindas!
Para vos
Mientras el viento de otoño,
Sopla entre los árboles,
Y hace bailar a las hojas,
Las hace caer lentamente,
Al pavimento Gris,
Mientras las olas del mar,
Que quisieran arrastrarte de vuelta,
Se agitan con desenvoltura,
Yo te envuelvo en mis brazos,
Te atrapo con mis manos.
Mientras recito en tu hombro,
Un suspiro de amor,
Y protegida por tu cuerpo,
Me recuesto a pensar,
Comienzo a soñar,
Historias que tienen
La dificultad de un laberinto,
Las alas de un colibrí,
La dulzura de una cereza,
Y la única certeza
Que es mi amor por ti.
Quizás sea demasiado simple,
Esto que trato de explicar,
Pero me sigue pareciendo sorprendente,
Como me haces volar,
Como se tiñe el mundo,
Cuando tú estas.
Tan frágil como una hoja de otoño,
Tan inocente como un poema improvisado,
Como un destello de luz,
Como besarte en los labios...
Así es esta locura que me llena,
Me da vueltas y mi aprieta.
El 24 de Marzo: “Pero la juventud tiene que crear. Una juventud que no crea es una anomalía realmente.”
(El fiscal Julio César Strassera en el cierre de su alegato de una semana, el 18de septiembre de 1985)
Natural y sexual
Un sueño de ti
100 entradas
Antes de quererte
Permíteme pasar,
Me estoy marchando sin explicación,
Me atreveré a decir,
Que no hace falta que te de,
Ninguna razón.
Mira cuanto he llorado por ti,
Mira cuanto planeé quererte
No le diste lugar ni tiempo,
A todo lo que tenía para ofrecerte.
No quiero quererte a medias,
Día por medio ni cada tanto,
Tampoco que me quieras por que sí,
Ni que me digas que sí,
Por que lo espero.
Si voy a querer a alguien,
Lo voy a hacer con locura,
Tan loca que cuando no quede nada,
Por que todo lo habré dado,
Voy a reírme tanto,
De lo estúpida que fui.
Aprenderé tanto,
De lo que está por venir,
Me preocuparé tan poco,
Por todo lo que me queda por vivir,
Quienquiera que se anime a tomar mi mano,
Tendrá que acostumbrarse a estar perdido,
Por que no se ni a donde me dirijo.
Ven, quiero invitarte a un lugar,
Donde hay torrentes de agua,
Y manantiales de paz.
En la cima del monte,
El horizonte puedes casi tocar,
Como con un roca en la subida tropezar,
Y en él caer.
Donde una aventura y un peligro,
Aguardan en cada rincón,
Sí tu vienes conmigo…
Truco
Ni un centavo más por vos.
Como quien espera,
Por un disparo ser asesinado,
Y en ese lapso muere tres veces,
Es como tener que prevalecer
En esa espera constante que,
Me mató tantas veces que la sorpresa y la pasión,
Que solía sentir por vos,
Pálidas y marchitas de mi alma,
Cayeron.
Si no tengo qué sentir,
Si no te movés un poco,
Poco a poco me voy a ir,
Dejándote solo.
Y esta vez te prometo no llorar,
Aunque te arrepientas y me vengas a hablar
Yo ya te digo que te olvido,
Que te olvido una vez más.
Para qué tener el corazón roto,
Con pedazos desparramados,
Con tu nombre en mi sangre,
Para qué morirme de ansias
Si al final, lo que recibo,
Me lo das sin ganas.
Para qué gastar tiempo queriéndote,
Si al fin y al cabo, nunca te importé,
Para qué derrochar palabras en alguien,
A quien nunca amé.
Y entre las sombras apareces de nuevo,
Y renaces como un huracán,
Y me dices que por miedo,
No me pierda de jugar.
Entonces de a poquito, paso a paso...
Me vuelves a matar.
Sable
Quise escribir un poema,
Sobre la hermosura de la sangre,
Que brota de las heridas,
De las luchas, las victorias y derrotas,
Pero inevitable e imprescindiblemente…
¿Quién hubiera dicho
Que la vida me iba a golpear
Más fuerte de lo que yo,
Pensé que podría soportar?
¿Con qué derecho empuña la espada,
Quién luego de mancharla trató de limpiar,
De su filo borrar la tristeza derramada?
¿Con qué derecho se juega,
Con aquél que solo quiere reír?
Pero todavía puedo hablar de caballos,
Como siempre supieron muy bien,
Huir de la espada escapando,
Al horizonte lejos,
Lejos de todo lo que hace mal…