No-Hombre

El no-hombre
se enreda en la cobijas
mantudas
de mis pensamientos
fríos.

El no-hombre
se disfraza
cual película repetida
cual cinta
oxidada.

 Lo que tiene de
o le falta con
siempre retumba
en mis abismos.

 Le sujeto
fuerte
los pómulos rosados.
Y le clavo una mirada
tan profunda
de esas que te hacen
llorar despacio
llorar callado.

 “Lo que te convierte
en un no-hombre
es tu negación constante
y evación empedernida
de la realidad.”

 Que no hay, acaso,
objeción alguna
Ni se te apuntará,
prometo,
con el dedo
cuando tu pupila
incapaz de atravesar un cuerpo
nunca comprenda
los misterios,
sueños y vuelos,
del alma libre,
jamás.

 Esto, 
le estará siempre
permitido.
A veces uno cede
un poco,
de más.

 Un no-hombre
usted siempre fue.
Pero creo que al final
terminás siendo una
no- persona
y nunca
nada
más
que

eso.

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