Nada, nada.

El problema está en que cuando miras al abismo, el abismo también mira adentro de ti. Entonces las cosas más extrañas pueden ocurrir. Lo que más miedo me da, es que cuando el abismo mire dentro de esta sociedad se asuste y huya. Todo, y absolutamente todos, le tememos a la nada, ese vacío que no se llena. Y, lamentablemente, estamos rodeados de eso, caminamos con nadas, nos acompañan nadas, nos consuelan nadas y nos preocupan nadas. Amamos nadas, lloramos nadas, creamos un mundo y una sociedad basada en nadas.

Pero nada no es igual que nadie.

Por que casi nadie se da cuenta de esto. “¿Y vos que pensás?” “Nada, nada”. “¿Y vos que sentís?” “Nada, nada”. “¿Y vos que hiciste?” “Nada, nada” “¿Qué sabes, que queres?” “Nada, nada”.

Rodeados del sentimiento más vacío, del pesar más tranquilo, de la tortura más lenta. Y todos encerrados en nuestro mundo, esteriotipando nuestro individualismo, reprimiendo nuestros gritos.
¿Qué es lo que nos mantiene con los ojos cerrados? ¿Qué nos tienta a seguir evitando, por qué no vemos lo que tenemos en frente? ¿Por qué esta estúpida necesidad de afirmar que está todo bien, que no pasa nada? ¿Por qué taparlo todo con sonrisas? No tienen luz! Tienen nada! No son lindas! Son falsas! ¿Qué símbolo ni qué símbolo de felicidad? Es un símbolo de nada, de dientes, de cobardes.

Nos vi tan perdidos, cayendo infinitamente, sin rumbo. Y sin embargo estábamos amarrados a un árbol, estábamos condenados a caer una y otra vez, por siempre.

:-¿Qué dijiste?

:- Nada, nada.

1 comentario:

Franco dijo...

Excelente. Muy cierto además.
Es fuerte verlo de esa manera, el vacío que deja la nada es inimaginable, mas tenés mucha razón cuando decís que a muchos les da miedo abrir los ojos, ver, sentir, vivir. Y por eso se dedican al automático.
Impresionantes palabras, para pensar mucho!

Seguidores