Lucila y manuel

Feliz cumpleaños.
Te quiero mucho rubia..!



Lo único que rondaba en mi mente, eran preguntas, hasta que todo se respondió con esa conversación, de hace apenas dos días…

Lucila: Yo no sé que pensar.
Manuel: No pienses amor, ¡no hay nada que pensar! Sólo hay que sentir.
Lucila: Yo siento que las cosas no andan del todo bien.
Manuel: Son altibajos de una relación. ¡Son cosas que hay que superar!
Lucila: Son más difíciles de superar, si no te tengo a mi lado.
Manuel: Bueno… ¿Sabías que? ¡Tengo una idea genial!
Lucila: Ahí vamos otra vez – pensé.
Manuel: La felicidad se siente mientras se escala la montaña. Vamos, escalemos el Lit High, lleguemos a la cima juntos. Tres hermosos días, solos… nosotros dos.

Esa ambición y esas estúpidas ideas… siempre acababan mal, pero siempre se me fue imposible decirle que no.

Al día siguiente, ya teníamos los pases. Y al poco tiempo los preparativos.



Lucila: Nadie va a subir con este tiempo… está horrible!
Manuel: ¡Perfecto! Vamos a hacer una supervivencia.
Lucila: ¿Y el guía?
Manuel: No necesitamos un guía para subir una montaña tan recta y llena de nieve.

La nieve. Siempre me había gustado. Tan blanca, tan clara, tan linda. Claro que no es linda, cuando se esta inconsciente, delirando, en la fría nieve.

Seguimos subiendo. Yo insistía en bajar. El tiempo no ayudaba, no sentía mis pies del frío, y el viento… sentía que en cualquier momento levantaríamos vuelo.

Nuestra discusión se convirtió en agresión. Éramos dos locos enamorados, gritando y subiendo una montaña.

No me acuerdo que fue lo que dije. Sólo tengo la imagen de él subiendo enojado y dejándome atrás.
Manuel:- ¡No te importa! Yo la voy a subir por los dos. Vos mejor volve.
Sí, de eso si me acuerdo. Se dio vuelta a mirarme, y pateo el árbol. El árbol rodó, el cielo se tiñó de negro y la nieve de rojo.



Manuel: Princesa, ¡despertate! Soy yo… ¡Manuel!

Manuel… fue lo único que entendí…
Manuel… como si hubiera un secreto escrito, tras ese nombre, como si hubiera palabras, tras esos susurros del viento.
Y de repente la conversación…
Y la vida y la muerte.
Yo resucitando, pero viviendo, sólo por ti.

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