Inventario

Por un momento pensé
que las cosas entre nosotras
se acabarían.
Así, como acabaste vos
con ella
no con la anterior
sino con la del medio
la de la mitad de
la semana
en la mitad de la noche.
Pensé que se acabaría,
porque nuestra destreza
en el asunto
siempre tuvo un tinte
épico,
más allá del porno,
más allá del margen,
tan imprevisible y esperado
tan espontáneo y continuo.

La primera vez que te amé
escuché tu gemido
latiendo en la rampa
de mi cochera.

Picantes, incansables, insaciables
tus piernas enredadas en
las mías,
mis pelos mojados que son
tan parecidos a los tuyos
que se siente tan correspondido
el calor que emanamos
se acabaría.

Porque ya habíamos acabado
en el techo de tu casa
en tu cama
tu otra cama
y la mía
la rampa ya la conté
me falta el piso de la baulera
en el segundo
y el tercer
subsuelo
en un baño con gente afuera
en una lectura de poesía
y casi lo hacemos
en el subte, en el bondi,
a los gritos, calladas, amenazadas, atadas y dadas vuelta.

Y separadas,
cada una en presencia
mediática.
en el baño del trabajo,
en el baño de puan,
en la biblioteca,
en la casa de tu amigo
y quedan tantos
tantos lugares más donde
estremecernos que
tengo otra certeza.

Así como acabamos
y volvemos a empezar
la muerte es siempre
pequeña.

No hay comentarios:

Seguidores